Don Francesco Gros. Sacerdote, cura párroco de Chaumont. Creador y coautor, junto con los feligreses de la parroquia, de
Armanac Chamousin e dou Fraisan, publicación parroquial anual de carácter religioso, social, de la cultura local, escrita, en parte, en el
patois de Chaumont.
Chaumont, 27 de diciembre de 1993
“Nací en Sauze de Oulx, el 10 de octubre de 1914. En esta época, para la economía local, para quien era campesino, el transporte se efectuaba en carro: el heno, el estiércol, el trigo, la cebada, el centeno, la avena, las papas, todos estos productos eran cultivados y, con el carro, donde se podía ir con el carro, un pequeño carro un poco tosco, se hacía el transporte. Se venía también a recoger las mercancías, cuando se había ordenado algo por ferrocarril, paquetes o bien algún cargamento de vino…, y entonces se iba a la estación de Oulx a recogerlos con el carro. No había conexión alguna con ningún tipo de transporte a motor, entre Oulx y Sauze.
El turismo no existía aún. El primero fue Eydallin Placido, con su
Miravalle, hacia 1920. Estaban las tabernas del pueblo, dos, al principio. Él arregló la casa paterna, rústica; había aprendido desempeñándose como camarero en el extranjero, en Francia; tenía espíritu de aventura. Por otra parte, se iba a Francia desde Sauze bastante regularmente, durante el invierno; él, tal vez, evitó ir a hacer otros trabajos, de peón; era joven todavía, y haciendo ese trabajo de empleado de turismo, de camarero, de cocinero, aprendió idiomas, en Inglaterra, más aun que en Francia.
En esta época, de todas maneras, el turismo era embrionario, comenzó verdaderamente en los años 20, o un poco antes, pero realmente de manera desdeñable. Por el contrario, en esta época, venían ya para el turismo de la nieve. Aun antes, tal vez, algunos podrían venir en verano, pero creo que eran muy pocos, verdaderamente. La gente que tenía unos poquitos pesos, encontraba donde dormir en este pequeño albergue del
Miravalle y, quien no tenía plata, llegaba por tren; nosotros, los escolares, al volver de la escuela, les llevábamos los esquíes y el bolso, para ganar una lira; y luego, dormían allí, o en el establo, sobre la paja, o en alguna habitación, sobre una pequeña cama, o bien sobre el
paiùn; se calentaban un poco con la estufa y dormían allí; o bien, en una casa u otra: pedían si uno tenía algun lugar libre, pero muy simple, por supuesto.Tal vez, la gente que dormía en el establo, dejaba su cama en primavera, en verano y en otoño, períodos en los que no dormían ya en el establo, para ganarse estas dos liras.¡Bah! ¡No era como ahora! Llegaban de a cuentagotas, así, venían algunos…..No había ningún medio de ascenso, ni telesilla, ni ninguna otra cosa: se iba así no más. Se llegaba tal vez hasta la Cabaña Kind, que entonces se llamaba así y después, Sportinia; y en Sportinia había ya un pequeño lugar de encuentro que se remontaba justamente a los Kind, que habían sido los primeros en llevar el esquí al Valle. Así que, a lo mejor, esto ya se remontaba a años antes, aun antes de la Gran Guerra. Había un guardián, que iba el sábado, encendía la estufa y ponía un poco de paja; después, al día siguiente, que era el domingo, hacían allí un poco de esquí y luego descendían: se podía ir casi siempre hasta la estación de Oulx con los esquíes, por el bosque y por los prados. No había ninguna pista, pero había nieve, a menudo un poco bastante de nieve; de esta manera, se podía pasar, aun pese a que había tapias: se podía pasar por el bosque, ¡Cuántas veces nosotros pasamos por allí! Nosotros, los escolares, íbamos a Oulx para hacer el quinto y el sexto. Ya existía la ruta abierta al tránsito vehicular; no era como ahora pero la traza era la misma. Y casi siempre se iba cuesta abajo con el trineo, cuando era posible. Había atajos, para el trineo. Y tantas veces fuimos también con los esquíes por la ruta, porque no pasaba ningún automóvil; pasaban el quitanieve tirado por caballos, pero al mismo tiempo quedaba una capa de fondo suficiente para los esquíes. De Sauze a Oulx no estaba muy bueno para descender con los
esquíes; si había mucha nieve, sí, se pasaba por allí, se iba derecho para abajo; de otro modo, era un poco difícil.
Yo, a las escuelas fui en Sauze. En Oulx, hubo en un tiempo un colegio (
Ginnasio) donde enseñaba, entre otros, un buen profesor de Sauze, el prof. Faure. Yo no fui a ese liceo porque, cuando yo me presenté, ya no existía: los “
Duci” ya habían puesto las escuelas secundarias que se llamaban Escuelas de Preparación para el Trabajo (
Scuole di Avviamento al Lavoro)- ¡Y nada de esto había en Oulx! Había que ir a Susa. Yo tuve que dar el examen en Susa en el “Castello”, examen obligatorio después de la Escuela de Preparación para el Trabajo. Pero yo no fui a esta escuela porque entré al seminario de Susa en el otoño de 1927. Todos los estudios: de colegio, de liceo, de filosofía y de teología, los hice en Susa; 12 años en total (cinco de colegio, tres de liceo, cuatro…..). Fui ordenado sacerdote en el 39; en 1994 harán 55 años. Durante aquel verano, me quedé en Sauze, en la casa. Después de doce años de Seminario, durante los cuales no se iba jamás a la casa en el curso de los nueve meses de escuela salvo solamente en las vacaciones de verano, era ciertamente justo quedarse un poco, ¿no es cierto?
Después, fui a Sant’Ambrogio por dieciocho meses. Desde hace 50 años estoy aquí en Chaumont, desde el 7 de noviembre de 1943. ¡Me han hecho festejos, hace un mes! Pero al principio, estuve tres años como párroco de Beaulard.
Mi lengua materna es el occitano. Los escolares, los niños, todos hablaban el occitano entre ellos, por supuesto. El piamontés se aprendía después, de cualquier forma, con el turismo, yendo a la escuela en el extranjero; pero, de otro modo…es natural que todos hablaran occitano, salvo el sacerdote de la iglesia que hablaba piamontés y luego italiano, porque no era de aquí, no sabía hablar el occitano.
Yo, por el contrario, aquí hablo el occitano a los que todavía lo entienden; en efecto, el occitano de Sauze, de Oulx y el de aquí tienen solamente pequeñas diferencias, no esenciales. Ahora hablo un occitano un poco popurrí, un poco imperfecto: de lengua materna de Sauze, después estuve en Beaulard y allí mismo había diferencias, y luego en Chaumont, así que…..Además, frecuenté también otros pueblos para dar los sermones…En fin, que en mi vida, el occitano lo he hablado siempre y lo hablo todavía cada día con lo que los hablan; ya no el occitano puro de Sauze (de todas maneras la base es siempre la misma) y tampoco el de Chaumont porque yo tengo en el oído un poco de uno y un poco del otro.
He visto disminuir de una forma dramática las personas que lo hablan. Los chicos han hecho algo en la escuela. Inauguraron el otro día, como usted sabe, el museo etnográfico en Susa, escribieron los nombres de los herramientas de trabajo…Pero la mayor parte de ellos son meridionales ahora.
En el hogar, se comenzó a hablar italiano, o piamontés, aunque más que nada italiano, porque ustedes, docentes, ustedes han dicho que el occitano era una cosa troglodita, que no se lo debía hablar en la casa, en absoluto, porque, de otra manera, uno los haría confundir al escribir los temas , al hacer composiciones, y se destruiría todo lo que se aprendía en la escuela. Se debía dejar de pensar en occitano y luego, eventualmente, traducir al italiano. ¡Basta de semejante país! Ahora, yo exagero tal vez el tono. ¡Bah, la Italia que ha devorado todas nuestras tradiciones, todo, ¡la Italia desquiciada que es ahora! En ese entonces, era un poco menos pero de todas maneras devoró la cultura, devoró la lengua, devoró las tradiciones, devoró la gente…¡y nos puso las esposas! ¡Este es el cuadro de la Italia, para nosotros! También ha hecho despoblar excesivamente nuestros valles. Con seguridad, el despoblamiento no se debió solamente a una mala política, se dan también las cuestiones de la llanura, de las privaciones. Pero el Estado no ha gastado un peso en la montaña, para ayudar verdaderamente al autóctono, a los que están allí, para ayudarlos a quedarse. La montaña se ha mantenido en gran medida en un estado de atraso, en las rutas, en la luz, en las cosas esenciales. Y no todos los pueblos han tenido o tienen actualmente una vocación turística, de verano y de invierno. Tal vez algo en verano, en ciertos parajes en los que, el que partió, adquirió a lo mejor un poco de experiencia, arregló la casa y vuelve en verano. Mientras tanto, si no hay posibilidad de turismo, la casa permanece cerrada, para los abuelos, para los hijos, para los nietos, para los parientes. Qeda cerrada, queda abandonada. En San Colombano, me parece, en invierno hay tres o cuatro personas. ¡En los primeros años en que estuve aquí, iba allá, tantas veces! ¡para predicar, para hacer! ¡ Aun los tres días de semana santa, las misiones! Había tanta gente cordial, como siempre en la Occitania. ¡Aquel hablar
patois, así! Y en los otros pueblos también.
Volvamos a nuestro propósito, es por esto que disminuyó; en primer lugar, por la escuela. Mi padre y mi madre no me dijeron nunca que no hablara el occitano, ellos continuaron hablándome así; eso se llamaba
patois, entonces. Mi hermano era maestro, le fue muy bien en los estudios: yo, también sé escribir italiano bastante bien, si quiero. Y en fin, por este impulso: de no querer quedarse. Uno empezaba por ir a vivir a Turín para trabajar; luego, se volvía y los hijos pedían quedarse allá…Así, padre y madre continuaron hablando en
patois. Con los hijos, porque ellos lo entendían poco, y afuera, comenzaron a hablar en italiano; luego, cuando los padres se hicieron abuelos y bisabuelos, ya casi no sabían el occitano. Pese a todo, aquí, hay todavía una buena parte de la población que lo sabe. Ahora, sin embargo, son la excepción los que criaron los hijos hablando occitano. En un tiempo, hace ciencuanta años…
Sí, el patrimonio se perdió y no es resucitable. Pese a todo, con un poquito de buena voluntad, de cultura, aun la occitana, algo se hizo. Desde hace muchos, muchos años, una parte del Boletín Parroquial está reservada al occitano escrito, también recurriendo a escritos antiguos, poesías, anécdotas...Están, además, los registros, más que de la parroquia, sobre todo los del Municipio, de los cuales se saca mucha información, por ejemplo, sobre el período de un año de hace trescientos años…
En casa, mis padres hacían la “doble vida”, sobre todo mi padre. Eran docentes (mi padre enseñaba al principio en Sant’Ambrogio y después en Oulx durante muchos años) y al mismo tiempo eran agricultores. Mi mamá, por el contrario, dejó rápidamente la enseñanza; eramos tres hijos varones y entonces dejó la escuela para ocuparse de la familia. Mi padre se llamaba Luigi Gros, mi madre Clementina Peraldo, originaria del Viù; hay todavía un bar, en Sauze, de Andrea Peraldo; es mi primo.
Mi hermano murió a los treinta y dos años. Enseñó un tiempo en Oulx y luego se fue a enseñar en el Trentino. Entonces, se hacían esos cambios. No sé qué quería conseguir, el Duce, no recuerdo exactamente, con la política habitual, para mí estúpida y cretina, de querer hacer aprender la lengua italiana a los que normalmente hablaban alemán, como ahora entre los judíos y los palestinos…Estuve en Palestina esta primavera. Para conseguir más gente que hablara esta lengua, que se quedase en Italia, que no escapara, que no hiciera la revolución…¡Qué política! Como por otra parte se hizo después del Tratado de Utrecht, en 1713, durante un largo período. La Casa de Saboya hizo un buen trabajo para convencer, por ejemplo, a los sacerdotes que estaban entonces en Chaumont y aun a muchos otros, de cambiar de lengua: se hablaba en francés, todas las actas están en francés, y se continuó haciendo esto hasta incluso 1840-50. ¡En fin!. Y creo que esto es así, o más o menos, como lo hacen en tantísimos otros lugares, usted misma me lo dijo. Así, enviaron maestos allá. Y mi hermano partió, se casó allá, y después…murió y fue enterrado allá. Mi hermanito, que murió de pequeño, se llamaba Francesco, como yo, y era el segundo. Yo nací último; el tercero de los tres hijos, ¡buen final!
Y entonces, en aquella época, en los años 1922, 23, volviendo por un minuto al turismo, se iba, como ya señalé, a Oulx, sólo el sábado a la noche, y no solamente yo sino que también mis otros amigos (estábamos en quinto y sexto); a la salida de la escuela íbamos a calentarnos a un establo. La escuela era de doble jornada así que uno hacía las cosas seriamente, ¡aún ahora, eh! Íbamos al establo de uno que era mercader de caballos; el nombre se me escapa; nos quedábamos allí, esperando el tren que llegaba, más o menos como ahora, alrededor de las seis; un tren en el que venían muchos esquiadores, no solamente a Oulx, sino también a Bardonecchia. Cesana no, estaba lejos y no había todavía transporte ni correo. El tren se detenía y entonces nosotros gritábamos: “¡Ski Sauze! ¡Ski Sauze!” que quería decir: hacerse llevar los esquís al hombro, porque eran “patacchini” (*), que tal vez llegaban de la ciudad fatigados…Y entonces, tomábamos los esquíes, el bolso, las dos cosas o una sola, según el peso, y los cargábamos en hombros, hasta Sauze, a pie; había ya rutas despejadas, pero nosotros subíamos por atajos. Así, llevábamos la bolsa de montaña y los esquíes; ganábamos, llevando las dos cosas, treinta “sous”.
Algunas veces no llegaba nadie en ese tren; entonces, esperábamos, había todavía otro tren, más tarde. ¡Yo ya estaba bastante despabilado, ¿no?! Y además, íbamos juntos, varios amigos, ¡no estaba solo! Y mis padres, seguramente, me tenían la cena lista. Una vez, sin embargo, acompañé a un hombre hasta la Cabaña Kind ¡esa misma noche! Por otra parte, había algunos que se detenían en Sauze y a la mañana siguiente, se arreglaban; era de día. Aquella noche, en cambio, acompañamos a alguien hasta arriba y luego, volvimos a la casa, siguiendo una huella en la nieve: era de noche, pero había faroles, entonces, y me parece que también había linternas a pila. Yo no tenía los esquíes porque había que llevar los esquíes de los otros, y además, de noche, no era ciertamente recomendable para cualquiera no teniendo una pista trazada. Aun ahora, no es aconsejable esquiar de noche. Recuerdo, no obstante, que una vez hicimos una competencia; ya se había creado un pequeño club de esquí, un pequeño grupo, allí en el
Miravalle de Eydallin, que proyectaba una competencia de fondo: de Sauze, con los esquíes, hasta Sportinia, ida y vuelta. ¡Una proeza! Era el año 1924 ó 25, yo tenía alrededor de diez años. Partí primero, llegué último. ¡Vaya, hay tanto para contar!. ¡Eh! ¡La cabaña Kind que no llegaba! ¡Ya estaba todo señalizado con las pequeñas banderas, ¿no?! Y teníamos entonces un joven, Luigi Faure, que clasificó para las olimpiadas, y que además saltaba bien del trampolín.
*patacchini: pieza grande, de poco valor (término peyorativo).